miércoles, 7 de marzo de 2018

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER: De Ayer a Hoy (Catón)

Cristina Martín Puente, profesora de latín de la Universidad Complutense de Madrid, me ha recordado unas palabras de Catón que considero interesante compartir para que reflexionéis respecto a su ¿a-temporalidad?.

(Marco Porcio Catón [Tusculum 234 a. C. - 149 a. C.] fue políticoescritor y militar romano apodado El Censor. Como censor, Catón se distinguió por su conservadora defensa de las tradiciones romanas)


https://commons.wikimedia.org/wiki/File:
Marco_Porcio_Caton_Major.jpg

"Ex templo simul pares esse coeperint, superiores erunt".

"Tan pronto como hayan empezado a ser iguales, serán superiores".










Estas son las Palabras de Catón a las que me refiero:

La verdad, he sentido cierto rubor cuando hace poco he llegado hasta el foro por entre un ejército de mujeres. 



Y si, por respeto a la dignidad de cada una en particular mas que de todas en conjunto, no me hubiese contenido por reparo a que se dijese que el cónsul les había llamado la atención, les habría dicho: “¿Qué manera de comportarse es esta de salir en publico a la carrera, invadir las calles e interpelar a los maridos de otras? ¿No pudieron hacer este mismo ruego en casa cada una a su propio marido? ¿O es que son mas convincentes en público que en privado, y con los extraños mas que con los propios? Y eso que, si el recato contuviera a las matronas dentro del ámbito de sus propios derechos, ni siquiera en sus casas deberían ocuparse ustedes de qué leyes se aprueban o se derogan acá.” Nuestros mayores quisieron que las mujeres no intervinieran en ningún asunto, ni siquiera de carácter privado, mas que a través de un representante legal; que estuvieran bajo la tutela de sus padres, hermanos o maridos. Nosotros, si así place a los dioses, incluso les estamos permitiendo ya intervenir en los asuntos públicos y poco menos que inmiscuirse en el foro, en las reuniones y en los comicios. Porque, ¿qué otra cosa hacen por calles y cruces sino influir en la plebe a favor de la propuesta de los tribunos y manifestar su criterio de que la ley debe ser derogada? Ustedes sueltan las riendas a una naturaleza indisciplinada, a un animal indómito, y esperan que ellas mismas pongan coto a su desenfreno. Pues, si ustedes no lo frenan, esta será sólo una pequeñísima muestra de lo que, impuesto por la costumbre o por las leyes, soportan las mujeres a regañadientes. Lo que ellas añoran es la libertad total, o más bien, si queremos decir las cosas como son, el libertinaje. Y si en esto se salen con la suya, ¿qué no intentaran después? Miren todas las leyes referentes a la mujer con las que nuestros mayores pusieron freno a su incontinencia y la sometieron a su marido; aun constreñidas por todas esas leyes, nosotros a duras penas podemos dominarlas. Si dejamos que deshagan una por una esas ataduras y nos las arranquen de las manos, equiparándose completamente a sus maridos, ¿creen que podremos aguantarlas? No. Porque desde el momento mismo en que comiencen a ser iguales, serán superiores.

Palabras de Catón195 a. C. a la petición de derogación de la Lex Oppia, según relata Tito Livio, en el libro 34 de su "Historia de Roma desde su fundación".



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